Sedienta esta mi alma.
Su afilada piel, su delgado rostro, su pálida mirada... hacen que mi fragil alma se estremezca.
Sus ojos se pierden en la lejanía, me abandonan y temo no volver a verlos jamas, son como la puesta de Sol que no debe terminar; el ocaso que enciende nuestros más primitivos instintos, incendiando mi alma que se consume en las cenizas y busca desesperadamente saciar su sed. La sed del dulce y ardiente nectar que quemara mi garganta,el nectar que me hace sentir vivo como el amanecer; el cegador amanecer.
¡Oh! Delicado nectar carmesí.
Sus ojos se pierden en la lejanía, me abandonan y temo no volver a verlos jamas, son como la puesta de Sol que no debe terminar; el ocaso que enciende nuestros más primitivos instintos, incendiando mi alma que se consume en las cenizas y busca desesperadamente saciar su sed. La sed del dulce y ardiente nectar que quemara mi garganta,el nectar que me hace sentir vivo como el amanecer; el cegador amanecer.
¡Oh! Delicado nectar carmesí.
0 comentarios